jueves, 4 de noviembre de 2010

Yo no te espero...

COMO LA PARTE TRISTE DE LA CENICIENTA.

Como la parte triste
de la Cenicienta,
a veces la vida
no hay quien la entienda.

Dicen que Dios
aprieta pero no ahora,
pero con algunos
se pasó al tensar la soga.

Con los que pasan hambre
y a los que nada sobra.
Con los desamparados
que no tienen ni honra.

Con los que sufren en el mundo,
y con los que no han sido felices
en su vida ni un solo segundo.

Con los que no tienen casa,
ni país, y dejan su familia
buscando una salida,
naufragando en una barca.

Como la parte triste
de la Cenicienta,
a veces la vida
no hay quien la entienda.

En el otro lado están
los de “a Dios rogando”
que hacen lo contrario
de lo que van contando.
Con su falsa moral habitual.

Y al salir de misa,
“con el mazo dando”,
haciendo lo contrario
de lo que van contando.
Con su falsa moral habitual.

Que no les importa
ni el hambre, ni las pateras,
ni la infelicidad, ni las guerras.
Sólo tener su cartera llena,
sólo tener su barriga llena,
sólo engordar su apariencia,
sólo engañar a su conciencia.

Como la parte triste
de la Cenicienta,
a veces la vida
no hay quien la entienda.

Dicen que Dios
aprieta pero no ahora,
pero con algunos
se pasó al tensar la soga.

En el otro lado están
los de “a Dios rogando”
que hacen lo contrario
de lo que van contando.
Con su falsa moral habitual.

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