DESTINOS SEPARADOS.
Haciendo el rompecabezas,
cuando estaba cambiando,
dentro de mi cabeza
sin saberlo, pasó algo.
Buscando una explicación,
trozos, piezas, pedazos,
del puzzle interior
que estaba montando,
hice caso a mi corazón
y te terminé buscando.
Ni siquiera yo
las razones he encontrado
y apreté el botón,
quizás tardé demasiado.
Vagos recuerdos,
sentimientos enfrentados,
el querer y la curiosidad
por el orgullo tapados.
Y que pena no haber estado
en los momentos complicados,
tú en Boston y yo en California,
tú en Gijón y yo aquí al lado.
Infancia distinta,
destinos separados,
el querer y la curiosidad
al final han triunfado.
Y que pena no haber compartido
las alegrías del destino,
tú en Boston y yo en California,
y en el camino perdidos.
Por eso te busqué,
te busqué por no lo sé,
por conocer y por saber,
por saber que estabas bien.
Y las piezas de mi puzzle
que terminé encontrando
encajaron en mi vida,
por eso me alegro tanto.
El puzzle del destino
colocó cuatro nuevas piezas,
por eso yo te digo
que nunca es tarde
si la dicha es buena.
Los destinos separados
se fueron acercando
y aunque a veces me consuelo
con el más vale tarde que nunca,
otras veces pienso
que quizás tardé demasiado.
Y aunque el tiempo no vuelve,
no podremos recuperarlo,
aún nos quedan muchos años,
alegrías y penas, besos y abrazos.
Y aunque quizás tardé demasiado,
estar un poco más cerca
estará en nuestras manos.
Y las piezas de mi puzzle
que terminé encontrando
encajaron en mi vida,
por eso me alegro tanto.
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